diciembre 24, 2010

Primer pensamiento: Navidad

¿Qué habrá pasado? Recuero que cuando niño, las festividades navideñas representaban centenares de alegrías, tanto en su víspera como en el día; se preparaba todo con anterioridad, asegurándose que las cosas resultaran bien para que todo, sin excepción, fuera perfecto.

Hoy, a unas horas de celebrar Noche Buena y Navidad, me encuentro, tal cual, en mi pijama, sí estoy bañado, y probablemente a dos pasos de estar "presentable"; sin embargo, carezco de ansias porque llegue la Navidad. No es porque ya no me toquen regalos como tal, pero algo ha cambiado, dejando de lado lo incuestionable de la edad, esa transición ha sido mental.

He notado, con cierta aflicción, que en estas fechas la gente súbitamente recuerda que nos quieren. Triste. La mayoría se la pasa horas enviando mensajes al celular, un correo electrónico, más novedoso un "post" en FaceBook o un "Tweet". No quiero que se interprete como amargura, mucho menos como una animadversión personal hacia la Navidad, simplemente creo que esas muestras de cariño son requeridas en otros momentos, no en una fecha tan específica como esta.

Sí, es por esto que la Navidad, ahora, me resulta un poco indiferente. Aclaro: sólo en ese aspecto, porque aún conservo el ánimo de estar rodeado de las personas que más amo, compartiendo momentos agradables y perdurables en nuestras memorias; sigo creyendo que hay algo mágico en estos días que nos permiten ver la vida desde dista perspectiva. Sigo convencido que es momento de vivir entre fiestas, envoltorios, dulces, miles de comidas, familia, amigos y, si existen, con quien ames.

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