diciembre 26, 2010

Preliminares de Entendimiento: Amor

Pasando por una librería, noté que varios títulos hacen referencia a este tópico tan debatido; aclarando que los libros que noté no eran novelas, no eran cuentos, no era ficción, sino trabajos de psicólogos, sociólogos, humanistas... En fin, trabajos serios dirigidos para quienes desean (amos) entender el amor.

   ¡Qué tema tan complicado!

   Mi bolsillo me impidió obtener uno de esos ejemplares, así que mientras seguí caminando a mi destino me cuestionaba honestamente si yo entendía el amor. Pero antes de lograr "entender" el amor, había que definir la palabra "amor". ¿Qué es? ¿Se ve? ¿Es intangible? ¿Cómo saber que "amor" es "amor"? ¿"Amor" es igual para todos? Algo es seguro: "amor" es complicado.

   Entonces me sentí agobiado por tantos cuestionamientos filosóficos sobre el tema, así que llegué a una breve y, posiblemente, sencilla solución: la única pregunta que debía responder era la última. Personalmente creo que no, el amor no es igual para todos. Desde mi perspectiva el amor es como un caleidoscopio, nadie ve la misma figura dos veces, y al igual que con el caleidoscopio, es una tortura pretender comprender cómo funcionan las formas que de él vemos.


   Incluso siendo complicado, es también divertido pretender creer que en algún momento lograremos conocer el "amor" plenamente. Innegable es también que el amor implica mucho más que sólo ser entendido, requiere asimismo un compromiso, una equidad, una armonía entre sus partes; armonía que, frecuentemente, suele estar ausente o es muy frágil.

   Por ahora, he quedado abrumado por todos mis disparates filosóficos sobre este preliminar asunto. En cuanto descifre más sobre el "amor", lo publicaré.
   




diciembre 25, 2010

Segunda Intervención: Post-Fiesta

Cierto es que, de la Navidad, lo que más espero es la comida. Increíble de creer al saber que poseo tan sólo 55kg de masa corporal. Sin embargo, es lo que más disfruto ahora de esta noche "tan especial".

Si bien antes la cena se reducía a sólo sentarme a disfrutar de lo que se preparara para cenar, a mis 21 años ya significa ayudar en la planeación, en la compra, en la preparación y -obviamente- en el consumo. Nunca nadie se acercó a enseñarme a cocinar, fue un proceso de observación y experimentación, el cual resultó bien. Este año me tocó preparar el postre, el cual fue un Tronco Navideño de Chocolate y Almendras, muy rico por cierto.

Como es costumbre en mi familia, la cena fue un campo de guerra, en el cual todos atacamos a todos; ataques que, al contrario de considerarlos discusiones, resultan ser remembranzas de actos cómicos que pasaron en el año que casi termina. Resultado: un dolor de estómago porque me era casi imposible dejar de reír por tantas "estupideces" que hicimos este año.

Fue en ese momento donde recibí "el espíritu navideño" del que muchos comentaron esta mañana: y tal cual lo escribí previo a la cena, la magia de esta noche resulta en la grata compañía que te rodee. Familia, amigos, pareja, amantes... ¡Qué más da! El placer de estar con alguien (singular o plural) que es de nuestro agrado, repercute en que la noche obtenga eso extra. Sin olvidar, claro, que la comida hace también la diferencia, ja.

Es entonces así como termina mi navidad. Esperando que la próxima sea junto a mi pareja, en su casa o la mía, qué importa... que sea juntos es lo sustancialmente relevante. Y para cuando acabe este año, que sigue contando sus últimas horas, estaré feliz y pleno al recordar que hice mil estupideces que, junto a las de mi familia, nos brindaron una magnífica Noche Buena.

diciembre 24, 2010

Primer pensamiento: Navidad

¿Qué habrá pasado? Recuero que cuando niño, las festividades navideñas representaban centenares de alegrías, tanto en su víspera como en el día; se preparaba todo con anterioridad, asegurándose que las cosas resultaran bien para que todo, sin excepción, fuera perfecto.

Hoy, a unas horas de celebrar Noche Buena y Navidad, me encuentro, tal cual, en mi pijama, sí estoy bañado, y probablemente a dos pasos de estar "presentable"; sin embargo, carezco de ansias porque llegue la Navidad. No es porque ya no me toquen regalos como tal, pero algo ha cambiado, dejando de lado lo incuestionable de la edad, esa transición ha sido mental.

He notado, con cierta aflicción, que en estas fechas la gente súbitamente recuerda que nos quieren. Triste. La mayoría se la pasa horas enviando mensajes al celular, un correo electrónico, más novedoso un "post" en FaceBook o un "Tweet". No quiero que se interprete como amargura, mucho menos como una animadversión personal hacia la Navidad, simplemente creo que esas muestras de cariño son requeridas en otros momentos, no en una fecha tan específica como esta.

Sí, es por esto que la Navidad, ahora, me resulta un poco indiferente. Aclaro: sólo en ese aspecto, porque aún conservo el ánimo de estar rodeado de las personas que más amo, compartiendo momentos agradables y perdurables en nuestras memorias; sigo creyendo que hay algo mágico en estos días que nos permiten ver la vida desde dista perspectiva. Sigo convencido que es momento de vivir entre fiestas, envoltorios, dulces, miles de comidas, familia, amigos y, si existen, con quien ames.

Contando...